La última creación del famoso arquitecto uruguayo Carlos Ott esta en un escenario complicado: el emirato árabe de Dubái, uno de los 7 estados que componen los Emiratos Árabes Unidos. En el extremo sur del Golfo Arábigo, este paraíso petrolero y turístico vive en calma pero a solo 4 horas de vuelo de Afganistán, el epicentro de la “primera guerra mundial del siglo xxi”. A pesar de todo Dubái se da el lujo de seguir inaugurando hoteles: Tiempo atrás se abrió el Hilton Dubái Creek, la nueva obra de Ott. Este uruguayo, educado en los Estados Unidos, es autor de grandes obras. El Hilton de Dubái es una torre de planta ojival y habitaciones colocadas en forma de espina de pescado. El hotel tiene 18 pisos ocupados por 150 habitaciones, 6 suites ejecutivas y 2 presidenciales. En el basamento se distribuyen el lobby de triple altura, 2 restaurantes, 3 bares, un business center y salas de reunión. En la terraza funcionan el solario, la pileta y un bar. Ott se encargo de todos los detalles. “Diseñamos desde el edificio y los interiores hasta las toallas”, señalo a Clarín antes de partir hacia Dubái para la inauguración. Mientras esperan que termine la guerra, las familias de multimillonarios paquistaníes y ejecutivos occidentales ya están disfrutando “los efectos especiales” del hotel: una escalera de cristal y coloridos juegos lumínicos y un restaurante con piso transparente que permite ver el canto rodado iluminado. Como en el diseño original del edificio de la aseguradora Zurcí –que Ott creo en la esquina de Cerrito y Marcelo T. De Alvear- también hizo que los efectos lumínicos se programaran con una computadora. Las habitaciones también tienen características especiales: no hay dos iguales y están inclinadas a 45 grados. Con este recurso Ott logra mayor dinamismo espacial e los cuartos (cualidad que se acentúa con el equipamiento ondulado) y consigue ventanas más grandes. En el exterior, el edificio es sobrio: un muro cortina de cristales reflectivos sigue la curvatura de la planta. Además, las rejillas y las bandas horizontales de aluminio marcan cada piso a la manera de las cornisas clásicas. El remate destaca la aparición de las suites presidenciales con un retiro. Y un parasol en forma halada brinda la terminación.
FUENTE: EL MUNDO DE LAS OBRAS CIVILES
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