HISTORIA FERROVIARIA
Desde la invención de la rueda, ha sido una constante preocupación del hombre la optimización del sistema de transporte de carga, primero para poder transportar cargas más pesadas y segundo para conseguirlo con un menor costo energético. Es así como muy rápidamente el hombre decide hacer caminos o trochas por donde transportar los carruajes que ha construido a partir de la inapreciable rueda.
Muy posteriormente aparece el uso de troncos de árbol, cortados longitudinalmente en forma de canal y adosados unos a otros formando una vía doble por la cual pueden circular los carros halados por animales como caballos o mulas, evitando así que se enterrasen a causa del barro o las condiciones blandas del terreno.
Con la popularización del uso del hierro, el reemplazo de la vía de troncos paralelos por rieles metálicos constituyó un gran avance, el cual fue fundamental en el desarrollo de la industria minera.
A finales del siglo XVIII el inglés James Watt inventa la primera máquina de vapor, la cual permite acelerar de manera significativa el lento avance material de la humanidad. Aprovechando los adelantos mecánicos de la industria textil y la masificación de la producción de acero, en 1804 que el también inglés Richard Trevithick inventó la primera máquina locomotora sobre rieles.
Este invento fue muy rápidamente comercializado, pues solamente veinte años más tarde aparece ya el primer servicio de ferrocarril entre Stockton y Darlington.
En 1830, cerca de cinco años después de inaugurado el primer servicio de ferrocarril en Inglaterra, se comenzaron a construir locomotoras y carrileras en los Estados Unidos, siempre partiendo de la costa Atlántica hacia el interior. En los primeros diez años se construyeron 5.000 Km de vías ferroviarias y a finales del siglo XIX ya utilizaban una red de mas de 150.000 Km, en tanto que a comienzos del siglo XX sobrepasaron los 400.000 Km. La guerra civil americana de mediados del siglo XIX, fue un gran acicate para el desarrollo de los ferrocarriles, pues se constituyó en la primera contienda moderna del mundo, debido a la utilización del ferrocarril para fines estratégicos y tácticos, aunque durante el tiempo de la guerra disminuyó el ritmo de construcción de los ferrocarriles, una vez terminada la misma se generó un auge inusitado en la instalación de rieles y nuevas rutas.
La construcción de los ferrocarriles en USA se llevó a cabo siempre por parte de la empresa privada con el apoyo de los estados y del gobierno federal, adjudicando las tierras adyacentes a las vías férreas y otorgando créditos blandos. La valorización de las tierras a lo largo de las vías soportó parte del costo de la construcción, aumentó los ingresos públicos y estimuló la colonización de los territorios donde se instaló el nuevo sistema, atrayendo una gran cantidad de inmigrantes, principalmente europeos.
Pero el aporte del tren al progreso de la humanidad no se restringe únicamente a lo relativo al sector del transporte. Los ferrocarriles contribuyeron de manera importante a consolidar el desarrollo de las naciones que se embarcaron en su construcción de manera decidida, además estimularon la inmigración y la colonización de grandes zonas; facilitaron el avance de la ingeniería; promovieron el desarrollo del espíritu empresarial, creando oportunidades para canalizar el ahorro público, generando así la formación de grandes empresas comerciales. El tren fue el motor del desarrollo de la mayor economía del mundo, realizando simultáneamente aportes sociales, culturales y políticos.
Como las diversas empresas ferrocarrileras tenían diferentes propósitos, desarrollaron las vías férreas y los equipos complementarios con diversas especificaciones, ello exigió estandarizar el ancho de las trochas, la construcción de los equipos, el sistema de cobro de los pasajes, el diseño de los equipajes, el suministro de comidas rápidas, las medidas de prevención de accidentes etc. Los vagones de pasajeros y las estaciones integraron una comunidad de diferentes orígenes y niveles sociales. El impacto llegó hasta terrenos inesperados: la velocidad del tren viajando en grandes distancias de este a oeste modificó la concepción del tiempo: fue necesario crear la división del mapa en zonas horarias para facilitar la organización del sistema ferroviario, naciendo así los diferentes usos horarios.
Colombia no fue ajena a toda esta revolución: ya en 1835, sólo 10 años después de establecida la primera línea comercial en Inglaterra, el Congreso colombiano expidió la primera ley que trataba de concesiones ferrocarrileras otorgadas a los cantones de Panamá y Portobello para desarrollar un ferrocarril que uniera los océanos Atlántico y Pacifico. La construcción del anhelado tramo se llevó a cabo entre 1.850 y 1.855, financiada por capital privado norteamericano. Sin embargo, a pesar de que esta red fue una empresa rentable, inclusive, aunque se considera como la red férrea más rentable del mundo para su época, su incidencia en el progreso del país fue prácticamente nula.
FUENTE: EL MUNDO DE LAS OBRAS CIVILES
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